EL FANTASMA DE CATRINA.

Erase una vez un hombre llamado Antonio que había perdido a su esposa durante un accidente automovilístico. Desde ese día no la pudo olvidar.
Antonio todos los días decía: "Todavía recuerdo su precioso pelo largo, su aroma fresco y natural, sus preciosos ojos azules, pero sobre todo lo que no he podido olvidar es su preciosa sonrisa", "Todo este tiempo no he dejado de llevarle un ramo de rosas rojas a su tumba, sus flores favoritas. Y no he dejado de pedirle que regrese a mi lado..."
Una noche en el reloj de pared sonaron las doce de la medianoche y Antonio se dispuso a acostarse. En ese instante sonaron unos golpes en la puerta. ¿Quién podía ser a esas horas?...... Y además Antonio no esperaba ninguna visita.
Abrió la puerta y en su cara se dibujó un gesto entre terror y alegría. Al otro lado, en el frio de la noche estaba su esposa Catrina; no podía ser, pero era ella, mucho más demacrada, pero era Catrina. Antonio se dispuso a abrazarla y en ese momento, de la boca de Catrina salieron estas palabras:

"No me toques, no se te ocurra tocarme. Si he venido ha sido solamente porque tú me lo has pedido".

Catrina entró en la casa y se sentó en su sillón favorito, y pidió a Antonio:

"Tráeme un ovillo de lana y las agujas de hacer punto".

Antonio entró en la habitación y volvió con las cosas que le había pedido su esposa.

Cuando Catrina las cogió en sus manos, comenzó a hacer punto frenéticamente; parecía un autómata. Antonio se quedó absorto mirándola, y no se dio cuenta de algo que se movía en uno de los ojos de Catrina; ¡Era un gusano! Además tampoco se apercibió que un trozo de piel del rostro de Catrina había caído al suelo, y se podía ver el hueso.

Antonio estaba cansado .Preguntó a Catrina si quería acostarse, ésta negó con la cabeza. Antonio se acostó. Despertó a las cinco de la madrugada. Se acercó al sillón y allí estaba Catrina, haciendo punto. Parecía algo demoníaco y Antonio se abalanzó para quitarle las agujas, y entonces....

A las nueve de la mañana entró en la casa la señora de la limpieza. Y la escena que vio en el comedor no la olvidaría nunca.

En el suelo, en medio de un gran charco de sangre estaba el cuerpo inerte de Antonio con el cuello atravesado por dos agujas de punto.

Y en el sillón estaba su esposa Catrina....
FIN.